Siguiendo con la serie de entradas acerca del pintor danés Vilhelm Hammershøi y de la influencia que su obra ha dejado en el mundo artístico, audiovisual y la cultura de masas, hoy le toca el turno al cine.
El
mundo del cine es junto con el de la fotografía –y a mi modo de ver– el más
influenciable por el estilo de Hammershøi –y por la historia de la pintura–,
por la facilidad de trasladar a la gran pantalla sus características y por
transmitir unos sentimientos recurrentes en el cine.
Carl Theodor Dreyer (1889, Copenhague - 1968, Copenhague)
El
primero de los dos ejemplos del que quiero hablar es Carl Theodor Dreyer,
cineasta danés que desarrolla su carrera –considerando estrictamente sus films
como director– entre 1919, con El
presidente, y 1964, con Gertrud.
A pesar de lo extenso de la cronología, realizó sólo catorce películas, con
paréntesis de diez años entre algunas de ellas. Pese a lo controvertido de
algunos de los temas tratados y, sobre todo, de la forma de tratarlos, obtuvo
el reconocimiento del público y la crítica.
Fotografía del archivo particular de Dreyer, tomada durante unas vacaciones en Jutlandia. La luz muestra un efecto similar al de las obras del pintor danés |
Hammershøi
y Dreyer no fueron estrictamente contemporáneos y trabajaron con técnicas y
métodos distintos, pero les une la voluntad de transmitir una visión propia y
peculiar del mundo. Comparten los dos ese carácter, mitad claro y sencillo,
mitad velado y misterioso. El interior, la luz, las líneas, las figuras
esbozadas… Para Paul Vod, especialista en Hammershøi, la escenografía y la
composición del cineasta son enormemente deudoras del estilo del pintor ya
desde su primera película, El presidente
(1918), tal y como el mismo Dreyer declaró, primero al crítico Ebbe Neergaard,
que transfirió el dato al biógrafo del pintor Maurice Drouzy, y en 1966 en el
documental Carl Th. Dreyer, de Jørgen
Roos, donde afirma: “Ya en mi primera
película, El presidente, me esforcé por lograr una simplificación,
fundamentalmente de los decorados. Por aquel entonces tenía la teoría de que al
entrar en la habitación de un hombre, un solo vistazo alrededor permitía
formarse una impresión de su personalidad y su carácter; por eso el salón del
presidente […] se construyó con paredes serenas y pocos muebles, y sobre esas
mismas paredes pocos cuadros con esos marcos negros que antiguamente eran tan
corrientes. Sé que a la hora de disponer aquellos interiores me inspiraba en
Vilhelm Hammershøi, cuya especialidad era pintar salas vacías…, imágenes muy
hermosas.”. Le daba especial importancia a la composición, al igual que el
pintor, que consideraba debía estar basada en normas pictóricas “Hay que construir las imágenes de acuerdo
con reglas artísticas, es necesario que el director tenga sensibilidad hacia la
pintura. Las cosas tienen que encajar.”
Fotograma de Gertrud (1964) |
Que
Dreyer conociese la obra de Hammershøi no es de extrañar, pues por aquel
entonces el pintor aún no había caído en el olvido, menos aún en su país natal.
Pero parece haber dos momentos cumbre en el origen de esta inspiración: la
exposición retrospectiva de 1916 con motivo de la muerte del pintor y el libro
editado con motivo de la misma, pero ya en 1918, Vilhelm Hammershøi. El artista y su obra, de Alfred Bramsen y
Sophus Michaëlis. La exposición, anterior a El
presidente, fue todo un acontecimiento para la ciudad, y sin duda el joven
Dreyer acudió a visitarla.
Fotograma de Dies irae (1943) |
Si
bien ambos retratan la luz, el color y la sensibilidad de la Dinamarca de la
época, el modo de hacerlo les vincula de forma inequívoca, pues muchos otros
artistas daneses pintaron la Dinamarca de la época, pero ninguno con la
tradicional modernidad de Hammershøi.
Fotograma de la película Gertrud (1964) |
La
vinculación que existe entre ambos resulta más interesante si cabe porque son,
Hammershøi y Dreyer, dos de los artistas daneses más importantes, con el logro
añadido de haber obtenido el reconocimiento del resto del panorama artístico,
siendo los dos muy característicos y peculiares.
Michael
Haneke (1942, Múnich)
En
cuanto al reconocido y laureado director de origen austriaco acostumbra a
tratar en sus películas temas trágicos y situaciones duras y violentas. Para su
última película, Amour (2012) escogió
un tema mucho más íntimo aunque no por ello menos doloroso: la irrupción de una
enfermedad degenerativa en una pareja de ancianos, el patético desarrollo de la enfermedad y el trágico final, todo ello
en el marco de una preciosa relación.
Fotograma de la película Amour (2012) |
La
película transcurre casi en su totalidad en el interior de una vivienda
parisina, de amplios ventanales y paredes blancas. Uno de los elementos
fundamentales de la cinta es la música, que marca varios de los momentos claves
–el inicio de la enfermedad, por ejemplo–, y la presencia de un piano, como en
los hogares de Hammershøi, si bien éste es de cola cuando en las pinturas era
de pared. En determinados momento de la película, los personajes, aunque
comparten hogar, están solos, al igual que ocurre en los cuadros.
Fotograma de la película Amour (2012) |
La
fotografía de la película, obra de Darius Khondji, está fuertemente
influenciada por Hammershøi, lo que resulta muy acertado por la trama de la
película y tratamiento de la misma. La composición se centra en los encuadres
geométricos y rectilíneos, pautados por las puertas y ventanas de la casa
–absolutamente parisina al tiempo que nos permite evocar el hogar de los
Hammershøi–. Estancias vacías, puertas abiertas y cerradas que delimitan los
espacios del dolor y la soledad de los que habla la película.
Fotograma de la película Amour (2012) |
Recuerdo estar en la sala de cine y tener la sensación de que Vilhelm Hammershøi me miraba desde la pantalla, desde cada plano.
Bibliografía:
Catálogo de la exposición Hammershøi i Dreyer, 26 enero 2007 al 1 mayo 2007, Centre de
Cultura Contemporània de Barcelona.
Hola, me gusta tu artículo, que curioso yo escribí algo parecido, te dejo enlace
ResponderEliminarhttp://yhormigos.blogspot.com.es/2013/02/dies-irae-dreyer-ypintura-flamenca-al.html