martes, 8 de octubre de 2013

La influencia de Vilhelm Hammershøi en la pintura: Edward Hopper


Pese al olvido en el que Vilhelm Hammershøi se vio sumido tras su muerte, podemos rastrear la influencia que su obra ha ejercido (y ejerce cada vez más con la recuperación de su obra que tiene lugar recientemente) en el mundo de la pintura, y también en otros medios mucho más actuales. Empiezo esta serie de entradas con el gran ejemplo dentro de la pintura: Edward Hopper (1882, Nyack - 1967, Nueva York).

Summer interior, Edward Hopper, 1909,
óleo sobre lienzo, 61 x 73.7 cm, Whitney Museum of American Art
Precursor o influencia del pintor americano, ambos pintores comparten la afición a las escenas confusas con retratos femeninos, imbuidos de un aura de soledad, de los que no sabemos qué hacen o en qué piensan, perdidas sus miradas en la melancolía.

Office in a small city, Edward Hopper, 1953,
óleo sobre lienzo, 71.7 x 101.6 cm, Metropolitan Museum of Art

Aunque no comparten la reducción del color a la escala de grises –en la pintura de Hopper la paleta es mucho más amplia, plena de rojos, azules, verdes, amarillos…, y los colores frecuentemente saturados–, las habitaciones –tanto viviendas como en el caso del danés, como restaurantes, oficinas o medios de transporte– del pintor americano son también sintéticas, geométricas, y están delimitadas por la luz, que entra a través de grandes ventanas de líneas puras, a veces ni tan siquiera delimitadas por un marco, sino sólo por los muros, por las que se pierde la mirada de sus protagonistas. Es verdad que estos no comparten el sistema de representación, los retratos de Hopper son muchísimo más variados, mujeres completamente distintas de las que además solemos ver el rostro, y son frecuentes los desnudos, a veces con un marcado carácter voyeurista (mujeres en un instante muy personal que no se saben observadas, y esto sí podemos verlo en el danés); pero todos comparten ese aspecto solitario y melancólico, esa sensación de abandono, de haber sido despojados de algo.

Morning in a city, Edward Hopper, 1944,
óleo sobre lienzo, 112 x 153, Williams College Museum of Art
Si bien no podemos asegurarlo, podemos aventurar que esta influencia tenga su origen en la exposición sobre arte danés, noruego y sueco que se inauguró en diciembre de 1912 en las Galerías de Arte Americano de Nueva York, comisariada por Christian Brinton y promovida por la Fundación Americano-Escandinava. Hopper, que vivía en aquel momento en la ciudad, visitó probablemente la exposición. La selección de obras de Hammershøi fue especialmente alabada por la crítica, como podemos leer en los siguientes extractos de la reseña del New York Times sobre dicha exposición: “Su exquisita percepción de los ritmos lineales” “Motas a la luz del sol, que revelan el interior completamente vacío de muebles o accesorios, con sólo una ventana a través de la que fluye una amplia banda de luz, haciéndose eco de la forma de la ventana en una mancha de luz en el suelo; vacía de detalles pero llena del interés de ese elemento mucho más misterioso del mundo de la belleza: la luz.”


Sun in an empty room, Edward Hopper, 1963,
óleo sobre lienzo, 28.75 x 39.5 cm, colección privada
El historiador Robert Rosenblum habla de la existencia de una sensibilidad del norte que se manifestó en la producción artística de Europa y América en el siglo y medio posterior, idea de la que Hopper y Hammershøi podrían ser un perfecto ejemplo. Más aún, en 1997 relaciona las obras de ambos artistas, afirmando que la planitud, la luminosidad y la renuncia a la sensualidad se destilan de las obras del pintor danés de una forma tan intensa, que podemos seguir sus huellas en muchas direcciones a lo largo del siglo XX. Por ejemplo en Edward Hopper que, como Hammershøi, podía transformar las paredes blancas y luminosas de una habitación vacía en la habitación de nadie, la última parada en el viaje del ser solitario. Las personas que pueblan las pinturas de Hopper, como las de Hammershøi, son figuras estáticas y silenciosas, irremediablemente subordinadas a estos espacios geométricos.


Morning sun, Edward Hopper, 1952,
óleo sobre lienzo, 101.98 x 71.5 cm, Columbus Museum of Art

Bibliografía:
New York Times, edición del 11 de agosto de 1912, hemeroteca digitalizada.

Robert Rosenblum, Modern Painting and the Northern Romantic Tradition: Friedrich to Rothko (1973).
Rolf G. Renner, Hopper, Editorial Taschen.

Vilhelm Hammershoi, al Home and Abroad, Robert Rosenblum, en el catálogo de la exposición Vilhem Hammershoi 1864-1916. Danish Painter of Solitude and Light.
 

2 comentarios:

  1. Vadeando por la Internet fui a dar con Hammershøi y me obsesioné de pronto, ya que me parecía ineludible la deuda que Hopper —a quien estimo profundamente— tenía con él. Era cosa demasiado casual.
    Delicioso e instructivo artículo.

    Estos encuentros, en medio del mundo de los escapes, me resultan profundamente consoladores.
    Gracias.

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  2. A mi me ocurrió igual. Descubrí a Hammershøi en el libro "Emocionarte", que sin duda recomiendo. Me pareció que él y Hooper tenían muchas cosas en común. Gracias por el artículo aunque se echa de menos algún cuadro de Hammershøi para que los lectores puedan comparar.

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