La exposición Lacas Namban: huellas de Japón en España, que tiene lugar en el Museo de Artes Decorativas de Madrid, se enmarca dentro de las actividades llevadas a cabo dentro del Año Dual España-Japón, 400 Años de Relaciones, en homenaje al IV centenario de la Embajada Keicho. Dentro de este mismo marco encontramos las exposiciones Estampas japonesas en el Museo del Prado, Japonismo: la fascinación por el arte japonés (ahora mismo expuesta en el CaixaForum de Barcelona y que llegará próximamente a Madrid) o la muestra de algunas piezas normalmente fuera de exposición en el Museo de Antropología de Madrid (un wakizashi, su funda y algunas guardas).
La muestra se divide en dos partes: la primera de ellas, de carácter fundamentalmente histórico, establece el marco en el que se desarrollaron las piezas artísticas que se exponen en la segunda parte de la exposición.
Así, en la primera parte, ubicada en la planta baja del museo, se nos presentan la situación peninsular y la japonesa en el año 1613, que permiten comprender la Embajada Keicho (*). A través de diferentes hechos y personajes se acerca al espectador la historia del descubrimiento de las rutas hacia Asia Oriental por parte de portugueses y españoles, que provocaron una primera "globalización" que permitió el tránsito en ambas direcciones de hombres, ideas y mercancías. Este momento de apertura cultural hizo posible la Embajada Keicho, el viaje del samurái Hasekura Tsunenaga desde Japón hasta España entre 1613 y 1620. Los carteles explicativos se acompañan de numerosos documentos de la época, reproducciones de ilustraciones, objetos de navegación y algunas piezas -especialmente interesantes por ser objetos mucho menos habituales- de armamento japonés (una armadura, un casco y dos estribos, todos ellos regalo para los reyes y nobles españoles, fruto de diversas embajadas).
La segunda parte de la exposición, en la segunda planta, está dedicada a las piezas de laca japonesa de estilo Namban, caracterizada por su brillo intenso y tonalidades doradas y nacaradas que fascinaron a los europeos. Escritorios, arcas, arquetas, atriles y otras piezas suntuarias que circularon entre España y Japón en los siglos XVI y XVII, como parte del comercio de objetos de lujo. Se exponen también piezas de manufactura mexicana pero con influencia del lacado japonés.
Si bien la segunda parte de la exposición puede tener un público más reducido, la primera es una excelente forma de acercarse a un momento de la expansión ultramarina mucho menos conocido que el americano.
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(*) La Embajada Keicho fue la primera delegación japonesa enviada a España, y una de las primeras enviadas a territorio europeo (la primera fue la encabezada por Mancio Ito en 1584). Comienza en 1613 (año 18 de la Era Keicho), cuando el señor feudal Date Masamune, del señorío de Sendai, envía una delegación a Europa (España y Roma) con
el objetivo de establecer relaciones comerciales y el envío de misioneros a Japón. La embajada estaba encabezada por el samurái Hasekura Tsunenaga (1570-1621) y el fraile franciscano español Luis Sotelo, que había sido uno de los primeros en trasladarse a territorio japonés.
Partieron de Sendai, Japón, en octubre de 1613, y llegaron a España en octubre de 1614, después de atravesar el Océano Pacífico y el Océano Atlántico. Desde Sanlúcar de Barrameda ascendieron hasta Madrid, donde Hasakura fue recibido en audiencia por Felipe III en enero de 1615 (tras casi dos meses de espera a causa de las persecuciones a cristianos en Japón, que se estaban volviendo más intensas, y despertaron las reticencias del monarca). Hasekura recibió el bautismo en Madrid, en el Monasterio de las Descalzas Reales, y después continuó su viaje hacia Roma, donde visitó al Pontífice Paulo V, que le otorgó el título de Ciudadano Romano. En 1620 regresó a Japón, tras un largo viaje que duró siete años. Pese a todos los esfuerzos, y aunque la comitiva fue recibida con cordialidad, Felipe III rehusó sellar los acuerdos comerciales que buscaba la embajada debido a la represión del cristianismo que estaba teniendo lugar en territorio nipón. Los cristianos fueron expulsados y Japón cerró sus fronteras algún tiempo después, hasta tal punto que la siguiente embajada japonesa a Europa no se produciría hasta 1862.
Partieron de Sendai, Japón, en octubre de 1613, y llegaron a España en octubre de 1614, después de atravesar el Océano Pacífico y el Océano Atlántico. Desde Sanlúcar de Barrameda ascendieron hasta Madrid, donde Hasakura fue recibido en audiencia por Felipe III en enero de 1615 (tras casi dos meses de espera a causa de las persecuciones a cristianos en Japón, que se estaban volviendo más intensas, y despertaron las reticencias del monarca). Hasekura recibió el bautismo en Madrid, en el Monasterio de las Descalzas Reales, y después continuó su viaje hacia Roma, donde visitó al Pontífice Paulo V, que le otorgó el título de Ciudadano Romano. En 1620 regresó a Japón, tras un largo viaje que duró siete años. Pese a todos los esfuerzos, y aunque la comitiva fue recibida con cordialidad, Felipe III rehusó sellar los acuerdos comerciales que buscaba la embajada debido a la represión del cristianismo que estaba teniendo lugar en territorio nipón. Los cristianos fueron expulsados y Japón cerró sus fronteras algún tiempo después, hasta tal punto que la siguiente embajada japonesa a Europa no se produciría hasta 1862.
Como dato curioso, una parte importante de la población sevillana Coria del Río desciende de japoneses, debido a que parte de la comitiva de Tsunenaga se estableció en la localidad a la llegada a España de la embajada, y recibió permiso para quedarse allí una vez ésta emprendió el camino de regreso años más tarde.
[Información extraída de la exposición]
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Tanto si os apasiona el mundo japonés, os fascina la historia la historia, u os encanta el arte, os recomiendo esta exposición, pequeña pero muy instructiva, que podéis encontrar en el Museo de Artes Decorativas de Madrid hasta finales de este mes.
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