La nueva campaña de Diesel tiene nombre de hashtag, #dieselreboot, y ha revolucionado el mundo de la moda y escandalizado a medio mundo. El motivo es una de las fotografías, en el que una chica tatuada se oculta bajo un burka de tela vaquera -se medio oculta, medio deja ver su cuerpo desnudo; porque es un burka pero la fotografía busca el componente erótico habitualmente ausente, erradicado por kilos de tela- . A la derecha se lee la frase "I am not what I appear to be", "No soy lo que parezco". Por supuesto el mundo islámico -o al menos el más extremista- se ha echado las manos a la cabeza.
La pretensión del director artístico de Diesel, Nicola Formichetti, es, al menos oficialmente, mostrar lo absolutamente diferentes que son sus clientes. Ya lo hizo con la campaña anterior, en la que prescindió de modelos tradicionales y eligió a las nuevas caras de su firma a través de Tumblr, buscando a personas reales y no maniquíes idealizados.
Personalmente, me encanta la nueva campaña. Tanto la imagen que ha causado la polémica como el resto, que siguen la misma idea, aunque supongo que el resto de colectivos reinterpretados se lo han tomado mejor. Así, nos encontramos a un policía, un enfermo mental aprisionado por una camisa de fuerza o una chica de rasgos orientales con vestimenta y mitra papal/obispal, todos ellos ataviados de tela vaquera -una mujer, vestida con la máxima dignidad de la iglesia católica previamente despojada de sus colores y tejidos tradicionales..., menuda barbaridad, habrán pensado algunos, pero a mí estas dos fotografías (el burka y la mitra) me parecen especialmente acertadas-.
Provocación, reivindicación, unas fotografías que me parecen fantásticas -sobre todo las dos primeras que os he puesto- y además, y al fin y al cabo esto es de lo que trata, una campaña publicitaria que está dando mucho que hablar.
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