domingo, 13 de enero de 2013

Cartografías contemporáneas: dibujando el pensamiento (reseña de exposición)

"En los mapas que representan nuestra vida no hay fronteras entre lo sentido y lo real." 

La exposición recoge más de ciento cuarenta obras de muy distintos formatos procedentes de diversos museos de arte contemporáneo, colecciones privadas y colecciones personales de los artistas. Pese a lo que, de primeras, pueda sugerir el nombre de la exposición –Cartografías contemporáneas– las obras que nos encontramos no son sólo mapas y planos en el sentido estricto de la palabra, sino que comparten espacio con pinturas y dibujos, tapices, fotografías, arte digital y vídeoinstalaciones, que podemos considerar mapas en tanto que proyección bidimensional de algo que no lo es.

En cuanto a los artistas, conviven obras de algunos de los más grandes artistas del siglo XX –como Salvador Dalí, Yves Klein o Marcel Duchamp–, con un importante número de artistas de plena actualidad y algunos nombres en principio alejados del discurso artístico –como Lewis Carrol o Santiago Ramón y Cajal–.
La exposición se estructura en varios apartados. El primero de ellos, más general, aborda la cartografía de lo real en sentido más estricto, entendiendo los mapas como una traducción del espacio físico que nos ayuda a entender la realidad. Está ilustrado con varios mapas del siglo XVIII y la Ocean chart de Lewis Carroll, un mapa con todas las características propias de los mapas, pero que no representa nada. Pero también mapas distintos a los habituales que nos ofrecen nuevas interpretaciones del mundo que ya conocemos: Otro mundo de Isidro Valcárcel Medina, Map with circles de Lothar Baumgarten o Un cuchillo lanzado desde un punto cualquiera de Portugal sobre un punto no cualquiera de Europa de Arthur Barrio.

Lewis Carroll, Ocean chart.

El segundo se acerca al concepto de espacio: algo en principio fácil de definir, pero que ofrece posibilidades ilimitadas de interpretación. Así, de la mano de diversos artistas, encontramos espacios utópicos (Estado mental, Evru), espacios personales y espacios públicos (9 to 5, Edward Ruscha), espacios simbólicos, espacios sonoros, espacios vacíos (Paramount, Hiroshi Sugimato), espacios invisibles (Invisible, Giovanni Anselmo)…

Hiroshi Sugimato, Paramount.

La tercera parte abarca las cartografías sociales y políticas. Partiendo de la idea de que los mapas estructuran y describen el mundo, mediante la interpretación del discurso geográfico, los artistas se cuestionan el orden político y social. Es la parte más extensa, probablemente por las duras circunstancias político sociales en que se encuentra el mundo actual: Shift, Mona Hatoum; Videocartografías: Aída, Palestina, Till Roeskens; América invertida, Joaquín Torres García; Esbozo para mapamundi, Öyvind Fahlström; Pantone -500 +2007, Cristina Lucas… Obras que tratan todos los problemas del mundo actual, los conflictos, las diferencias, las injusticias…

Öyvind Fahlström, Esbozo para mapamundi.

Las cartografías del cuerpo, las cartografías humanas, ocupan el siguiente espacio. Las obras que aquí se incluyen son –por debajo de los mapas de experiencia y vida– las más especiales, las más personales. El ser humano ha usado, desde el principio de los tiempos, su propio cuerpo como unidad de medida (pies, codos) y como escala en la construcción (edificios hechos a nuestra medida). Todas estas obras son en cierto modo impresiones corporales, la huella dejada por el hombre en un espacio. Desde las más literales Impresión corporal y Untitled (green power) de David Hammons y la Cosmogonía de Klein, a otras más sutiles como A line made by walking de Richard Long o la grabación de la celebérrima Danza serpentina II de Loïe Fuller.

David Hammons, Untitled (green power).

A continuación nos encontramos con los llamados mapas de experiencia y vida. Como las cartografías del cuerpo, estos mapas están estrechamente vinculados con el yo, pero en el plano opuesto, si las cartografías del cuerpo eran huellas físicas dejadas por el cuerpo, estos mapas son las huellas dejadas por experiencias vitales, y que los artistas vuelven físicas. Trasladar a la planitud del mapa la complejidad de lo vivido como una manera de ordenar la existencia y los recuerdos. Toda una vida o momentos destacados convertidos en obra gráfica al alcance del espectador que esté dispuesto a intentar adentrarse y desentramar la obra. A esta sección pertenece el cartel de la exposición País de Druks - Físico y social, 15 de enero de 1974, 4:30 h. de Michael Druks; lugares, personas e intereses integrados en un mapa topográfico de su cabeza. La serie de los Mapas mentales (de los que se exponen cuatro: Eu, Ao Sul, Capítulo 1  y  Capítulo2) de Anna Maria Maiolino nos permiten recorrer toda su vida, año a año, conociendo sus relaciones, viajes, éxitos y fracasos. Los lugares y las personas conocidas, más que las experiencias propiamente dichas, predominan en estos mapas vitales. Entre los ejemplos de lo primero llaman la atención la Autogeografía de Saul Steinberg, Cities I called home de Zarina Hashmi y Me levanté de On Kawara. Entre los segundos, es especialmente curiosa otra obra de On Kawara, Me encontré, doce volúmenes donde cada página se corresponde con día y recoge todos y cada uno de las personas con que se encontró.

Michael Druks, País de Druks - Físico y social, 15 de enero de 1974, 4:30 h

Continuando con las representaciones de aquello que en principio no es visible, nos encontramos con los mapas de lo intangible. Obras relacionadas con el ocultismo, el misticismo, con los aspectos menos conocidos de la mente, con todo aquello que durante siglos occidente ha borrado de su discurso oficial. Estas obras nos hablan del cuerpo y de la mente, de la intensa relación que hay entre ambos, y del trabajo artístico como método para sanar la mente. En relación con esto último nos encontramos las dos obras de Adolf Wölfli y los mandalas del Libro rojo del psiquiatra Carl Gustav Jung. Para cerrar el apartado, dos obras de los límites, dos obras de fuera del mundo europeo: El ensueño de la vía láctea de Norah Napaljarri Nelson y Sol sobre Mina Mina de Dorothy Napangardi. Situadas en un espacio separado lumínicamente del resto, se trasmite a la perfección la sensación de pertenecer a un mundo que desconocemos; y la baja iluminación destaca los intensos blancos de estas dos obras haciéndolas aún más atrayentes y en cierto modo exóticas a la mirada del espectador.

Carl Gustav Jung, mandala, Libro rojo.

Cierran la exposición los mapas conceptuales, mapas y diagramas que buscan resolver problemas, responder preguntas, entender lo que no podemos comprender directamente al hacerlo visible y desgranarlo. Podemos destacar las dos obras de Ignasi Aballí, Mapamundi y Países I, o la Clasificación de emociones de Zbynek Baladrán. Es, a mí parecer, el apartado más difuso de la exposición, pues algunas de las obras podrían encuadrarse fácilmente en espacios anteriores.

Zbynek Baladrán, Clasificación de emociones
Esta exposición por tanto es un recorrido por todos los mapas del mundo contemporáneo, los que se encuentran dentro de la lógica y lo que no. Son mapas complejos para un mundo complejo, mapas que no siempre entendemos para un mundo que no siempre entendemos. Artistas que con sus obras quebrantan la idea tradicional del mapa, amplían su sentido con el afán de convertirlo en una herramienta que nos permita entender el mundo y a nosotros mismos.

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Sí, no es lo más inspirado que he escrito en mi vida -más bien todo lo contrario-, pero es lo que tienen las entregas para la universidad. Con todo, quería publicarlo porque es una exposición que fui a ver obligada por un trabajo y de la que salí encantada. Con esta entrada, pretendo animaros a que os acerquéis, la encontraréis en el CaixaForum de Madrid hasta el 24 de febrero.

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