viernes, 27 de diciembre de 2013

El universo de Benjamin Lacombe (reseña de exposición)

Hoy vengo a recomendaros la exposición El universo de Benjamin Lacombe, que tiene lugar en el Museo ABC. La primera en España sobre la obra de este ilustrador francés (que ya había expuesto su trabajo en ciudades como París, Tokio o Nueva York).

Nacido en París en 1982, recibe su formación artística en la Escuela Nacional de Artes Decorativas de París, donde es admitido en 2001. Al mismo tiempo, trabaja en publicidad y animación, firmando a los diecinueve años su primer cómic e iniciando su carrera en la ilustración de libros. En 2006 edita su proyecto de final de curso y primer libro juvenil, Cerise griotte, que le concede la fama al ser considerado por la revista Times Magazine como uno de los mejores libros juveniles del 2007 en Estados Unidos. Son muchos los libros que ha escrito e ilustrado desde entonces, entre los que podemos destacar Los amantes mariposa o la versión ilustrada de los Cuentos macabros de Edgar Allan Poe; muchos le conoceréis por haber ilustrado la portada de La mecánica del corazón, de Mathias Malzieu.

Los amantes mariposa, Benjamín Lacombe, Los amantes mariposa, 2008.
Gouache y óleo sobre papel.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Georges Méliès. La magia del cine (reseña de exposición)

Hoy os traigo otra reseña sobre una exposición que tiene lugar en el CaixaForum hasta el 8 de diciembre, una exposición muy, muy recomendable.

Georges Méliès (1861-1838) fue un dibujante, mago, director de teatro, actor, decorador, técnico, productor, realizador y distribuidor de más de quinientas películas entre 1896 y 1912. Su papel en la historia del cine fue fundamental, pues introdujo el sueño, la magia y la ficción prácticamente en los orígenes del cine, cuando éste era casi exclusivamente documental; genio de los efectos especiales, recurrió a todas las técnicas del ilusionismo consiguiendo resultados que, de no ser porque podemos ver sus películas, pensaríamos imposibles para la época. Enfrentándose a los hermanos Lumière, que consideraban que el documental era el único valor del nuevo invento, Georges Méliès se atrevió a creer que "Las películas tienen el poder de capturar los sueños".

Georges Méliès, Autorretrato caracterizado de Mefistófeles
para la película La damnation du docteur Faust, 1904.
La Cinémathèque française. Foto: Stéphane Dabrowski.

jueves, 21 de noviembre de 2013

"Mi filosofía de A a B y de B a A", por Andy Warhol

"
B y Yo. Cómo Andy juzga a su Warhol

Me despierto y llamo a B.
B es cualquiera que me ayude a matar el tiempo.
B es cualquiera y yo no soy nadie. B y yo.
Necesito a B porque no puedo estar solo. Salvo cuando duermo. Entonces no puedo estar con nadie.
Me despierto y llamo a B.
"

[Andy Warhol, Mi filosofía de A a B y de B a A]

viernes, 18 de octubre de 2013

La influencia de Vilhelm Hammershøi en la fotografía (I)

Continuando con la serie de entradas sobre el pintor danés Vilhelm Hammershøi y su relación con el arte y el mundo audiovisual, hoy quiero hablar de la presencia de su presencia en la fotografía.

La fotografía es, por la importancia de la luz en sus composiciones, una de las técnicas en las que más influencia pueden ejercer las obras de Hammershøi. Los ejemplos se encuentran tanto en la fotografía profesional o de moda como en la más aficionada, demostrando que la presencia del artista danés fuera de las aulas de la Historia del Arte, aunque sutil, existe.

Para ilustrarlo, he elegido a tres fotógrafos profesionales de tres países europeos, Alemania, Inglaterra y Francia, como vemos ninguno de ellos es danés, lo que no ha impedido la fascinación por el artista. Cada uno a su modo, centrándose en uno u otro aspecto, y con uno u otro objetivo, recuperan, adaptan a sus intereses y reinterpretan al pintor.

El tesoro de las palabras

La palabra alemana Wortschatz significa vocabulario, y deriva de Wort (palabra) y Schatz (tesoro). No se me ocurre una manera más bonita de definir "vocabulario" ♥♥♥.

miércoles, 9 de octubre de 2013

La influencia de Vilhelm Hammershøi en el cine: Carl Theodor Dreyer y Michael Haneke


Siguiendo con la serie de entradas acerca del pintor danés Vilhelm Hammershøi y de la influencia que su obra ha dejado en el mundo artístico, audiovisual y la cultura de masas, hoy le toca el turno al cine.

El mundo del cine es junto con el de la fotografía –y a mi modo de ver– el más influenciable por el estilo de Hammershøi –y por la historia de la pintura–, por la facilidad de trasladar a la gran pantalla sus características y por transmitir unos sentimientos recurrentes en el cine.
 
Carl Theodor Dreyer (1889, Copenhague - 1968, Copenhague)

El primero de los dos ejemplos del que quiero hablar es Carl Theodor Dreyer, cineasta danés que desarrolla su carrera –considerando estrictamente sus films como director– entre 1919, con El presidente, y 1964, con Gertrud. A pesar de lo extenso de la cronología, realizó sólo catorce películas, con paréntesis de diez años entre algunas de ellas. Pese a lo controvertido de algunos de los temas tratados y, sobre todo, de la forma de tratarlos, obtuvo el reconocimiento del público y la crítica.

Fotografía del archivo particular de Dreyer, tomada
durante unas vacaciones en Jutlandia. La luz muestra
un efecto similar al de las obras del pintor danés

martes, 8 de octubre de 2013

La influencia de Vilhelm Hammershøi en la pintura: Edward Hopper


Pese al olvido en el que Vilhelm Hammershøi se vio sumido tras su muerte, podemos rastrear la influencia que su obra ha ejercido (y ejerce cada vez más con la recuperación de su obra que tiene lugar recientemente) en el mundo de la pintura, y también en otros medios mucho más actuales. Empiezo esta serie de entradas con el gran ejemplo dentro de la pintura: Edward Hopper (1882, Nyack - 1967, Nueva York).

Summer interior, Edward Hopper, 1909,
óleo sobre lienzo, 61 x 73.7 cm, Whitney Museum of American Art
Precursor o influencia del pintor americano, ambos pintores comparten la afición a las escenas confusas con retratos femeninos, imbuidos de un aura de soledad, de los que no sabemos qué hacen o en qué piensan, perdidas sus miradas en la melancolía.

Office in a small city, Edward Hopper, 1953,
óleo sobre lienzo, 71.7 x 101.6 cm, Metropolitan Museum of Art

Aunque no comparten la reducción del color a la escala de grises –en la pintura de Hopper la paleta es mucho más amplia, plena de rojos, azules, verdes, amarillos…, y los colores frecuentemente saturados–, las habitaciones –tanto viviendas como en el caso del danés, como restaurantes, oficinas o medios de transporte– del pintor americano son también sintéticas, geométricas, y están delimitadas por la luz, que entra a través de grandes ventanas de líneas puras, a veces ni tan siquiera delimitadas por un marco, sino sólo por los muros, por las que se pierde la mirada de sus protagonistas. Es verdad que estos no comparten el sistema de representación, los retratos de Hopper son muchísimo más variados, mujeres completamente distintas de las que además solemos ver el rostro, y son frecuentes los desnudos, a veces con un marcado carácter voyeurista (mujeres en un instante muy personal que no se saben observadas, y esto sí podemos verlo en el danés); pero todos comparten ese aspecto solitario y melancólico, esa sensación de abandono, de haber sido despojados de algo.

Morning in a city, Edward Hopper, 1944,
óleo sobre lienzo, 112 x 153, Williams College Museum of Art
Si bien no podemos asegurarlo, podemos aventurar que esta influencia tenga su origen en la exposición sobre arte danés, noruego y sueco que se inauguró en diciembre de 1912 en las Galerías de Arte Americano de Nueva York, comisariada por Christian Brinton y promovida por la Fundación Americano-Escandinava. Hopper, que vivía en aquel momento en la ciudad, visitó probablemente la exposición. La selección de obras de Hammershøi fue especialmente alabada por la crítica, como podemos leer en los siguientes extractos de la reseña del New York Times sobre dicha exposición: “Su exquisita percepción de los ritmos lineales” “Motas a la luz del sol, que revelan el interior completamente vacío de muebles o accesorios, con sólo una ventana a través de la que fluye una amplia banda de luz, haciéndose eco de la forma de la ventana en una mancha de luz en el suelo; vacía de detalles pero llena del interés de ese elemento mucho más misterioso del mundo de la belleza: la luz.”


Sun in an empty room, Edward Hopper, 1963,
óleo sobre lienzo, 28.75 x 39.5 cm, colección privada
El historiador Robert Rosenblum habla de la existencia de una sensibilidad del norte que se manifestó en la producción artística de Europa y América en el siglo y medio posterior, idea de la que Hopper y Hammershøi podrían ser un perfecto ejemplo. Más aún, en 1997 relaciona las obras de ambos artistas, afirmando que la planitud, la luminosidad y la renuncia a la sensualidad se destilan de las obras del pintor danés de una forma tan intensa, que podemos seguir sus huellas en muchas direcciones a lo largo del siglo XX. Por ejemplo en Edward Hopper que, como Hammershøi, podía transformar las paredes blancas y luminosas de una habitación vacía en la habitación de nadie, la última parada en el viaje del ser solitario. Las personas que pueblan las pinturas de Hopper, como las de Hammershøi, son figuras estáticas y silenciosas, irremediablemente subordinadas a estos espacios geométricos.


Morning sun, Edward Hopper, 1952,
óleo sobre lienzo, 101.98 x 71.5 cm, Columbus Museum of Art

Bibliografía:
New York Times, edición del 11 de agosto de 1912, hemeroteca digitalizada.

Robert Rosenblum, Modern Painting and the Northern Romantic Tradition: Friedrich to Rothko (1973).
Rolf G. Renner, Hopper, Editorial Taschen.

Vilhelm Hammershoi, al Home and Abroad, Robert Rosenblum, en el catálogo de la exposición Vilhem Hammershoi 1864-1916. Danish Painter of Solitude and Light.