jueves, 13 de diciembre de 2012

Herencia recibida

Simon y Garfunkel, Led Zeppelin, los Beatles, Héroes del Silencio, Celtas Cortos, Sabina, Serrat, Deep Purple, Pink Floyd.

La música de mi infancia, la que escuchaba en casa, la que me sabía de memoria y la que me ha marcado profundamente. Agradezco muchas, muchísimas cosas a mis padres, pero en lo que a mi educación musical respecta decir gratitud es decir muy poco.

Imaginad a la niña de ocho años que no soportaba a las Spice Girls, los triunfitos o la bazofia de turno. Para qué, si ya desde entonces podía perderme entre la voz de Bunbury y las letras de Avalancha, si conocí la poesía de Miguel Hernández en la voz de Serrat, si podía volar entre guitarras eléctricas.

Desde siempre mi mente asocia a Led Zeppelin con el amarillo de los campos castellanos, no puede ser de otra manera, es música de carretera desde mi más tierna infancia.

Y aún recuerdo cuando Metallica eran "los gritones" y el flamenco eran "esos señores que sólo saben gritar y, papá, para qué cantan si no se entiende lo que dicen". Y de repente un día te das cuenta de que te quejas por costumbre, y haces caso a tu madre "calla un poco, y escucha" y te das cuenta de todo lo que puede transmitir una guitarra española y que, bueno, Metallica tiene sus temazos.

Y aquí estoy, después de un mes de pasar de los brazos de Bunbury, a los de Mustaine, a los de Robert Plant, escuchando a Camarón y Paco de Lucía a la una y veinte de la mañana de un miércoles.

Qué sería de mí sin esa base y sin haber aprendido a callar, escuchar y perderme entre notas musicales.

1 comentario:

  1. Qué suerte has tenido, desde luego :). Yo tampoco me puedo quejar mucho, a mis padres también les gusta mucho la música y no tienen mal gusto, pero pedirles que les guste Led Zeppelin o Héroes del Silencio ya es demasiado XD.

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